Cáncer de Riñón
El cáncer de riñón, también llamado hipernefroma, puede curarse con una operación quirúrgica cuando está localizado. Sin embargo cuando el tumor se ha extendido a otros lugares (metástasis), el pronóstico en general es muy desfavorable, aunque un pequeño porcentaje de pacientes pueden tener una lenta evolución durante varios años.
El cáncer de riñón es uno de los pocos tumores, en los que se han descrito, de forma excepcional, regresiones espontáneas.
Una vez que se ha diagnosticado el cáncer, se hacen pruebas para determinar si el cáncer se ha diseminado fuera del riñón a otras partes del cuerpo y poder planificar el tratamiento más adecuado.
El cáncer renal se clasifica en varios estadios en función de la extensión local del tumor, de su extensión regional (número y tamaño de los ganglios linfáticos cercanos al riñón) y de su extensión a distancia o metástasis.
En función de estos parámetros el tumor se clasifica en varios estadios que se utilizan para establecer el pronóstico y el tipo de tratamiento que es necesario. El tratamiento quirúrgico puede curar a más del 50% de los pacientes con enfermedad en estadio I, mientras que las terapias obtienen resultados muy pobres en el estadio IV.
El cáncer en los niños es muy poco frecuente.
En esta población el tumor de riñón se debe a alteraciones de los genes y se denomina Tumor de Wilms. Afortunadamente la mayoría de estos niños se pueden curar, con tratamientos multidisciplinarios y en centros especializados.
En ocasiones (uno de cada diez niños) se asocian a malformaciones genéticas o retraso mental.
Hay otros tipos de tumores renales en niños, diferente al tumor de Wilms, cuya incidencia es afortunadamente muy baja (tumores de células claras, tumores rabdoides, tumores neuroepiteliales y el nefroblastoma quístico).
En la actualidad, se dispone de varios tipos de tratamiento para los pacientes con cáncer de riñón:
- Cirugía
- Radioterapia
- Terapia Biológica
- Quimioterapia
- Terapia dirigida contra dianas específicas
Los pacientes con tumores localmente avanzados y/o metastásicos deberian, a ser posible, participar en ensayos clínicos.
- Cirugía (nefrectomía radical, nefrectomía simple o nefrectomía parcial).
- Radioterapia como terapia paliativa para aliviar los síntomas de los pacientes que no se pueden someter a cirugía.
- Embolización arterial como terapia paliativa.
- Cirugía (nefrectomía radical o nefrectomía parcial).
- Cirugía (nefrectomía), antes de la radioterapia o después de ella.
- Radioterapia como terapia paliativa para aliviar los síntomas de los pacientes que no se pueden someter a cirugía.
- Embolización arterial como terapia paliativa.
- Cirugía (nefrectomía radical). También se pueden extraer vasos sanguíneos del riñón y algunos ganglios linfáticos.
- Embolización arterial seguida de cirugía (nefrectomía radical).
- Radioterapia como terapia paliativa para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida.
- Embolización arterial como terapia paliativa.
- Cirugía (nefrectomía) como terapia paliativa.
- Radioterapia antes de la operación o después de ella (nefrectomía radical).
- Terapia dirigida sola o después de la terapia biológica.
- Terapia biológica sola o después de la cirugía (nefrectomía) para reducir el tamaño del tumor.
- Embolización arterial como terapia paliativa para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida.
- Radioterapia como tratamiento paliativo para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida.
- Cirugía (nefrectomía) como terapia paliativa.
- Cirugía (nefrectomía radical con extirpación del cáncer de otras áreas donde se diseminó o sin extirpación).
El cáncer de riñón puede curarse con una operación cuando está localizado (estadio I).
En estadios avanzados la cirugía puede ayudar a paliar los síntomas provocados por el tumor y en algunos pacientes con poca enfermedad metastásica se puede obtener mayor supervivencia si se realiza exéresis del tumor y de las metástasis
En la operación puede que se extirpe solo el riñón (nefrectomía simple) o que sea necesario extirpar los tejidos adyacentes (nefrectomía radical, que incluye el riñón, la glándula suprarrenal y los ganglios linfáticos).
Se puede vivir con un solo riñón funcionante sin problemas importantes.
Si el tumor está localizado pero no se puede operar, se puede intentar paliar los síntomas que ocasiona mediante radioterapia o mediante la obstrucción selectiva de los vasos sanguíneos que lo sustentan (embolización).
La quimioterapia es un tratamiento de fármacos para eliminar las células tumorales. Los tumores del riñón son, generalmente, resistentes a los tratamientos de quimioterapia. En el momento actual, suelen usarse en situaciones donde existe un componente tumoral en forma de sarcoma.
La quimioterapia se considera un tratamiento sistémico ya que el medicamento es introducido al torrente sanguíneo, viaja a través del cuerpo y puede eliminar las células cancerosas que estén fuera del riñón.
En pacientes inoperables la radioterapia puede ayudar a paliar los síntomas producidos por el tumor primario o por las metástasis (por ejemplo, dolor por afectación ósea o de nervios).
Durante todo el tratamiento, el paciente ha de permanecer inmóvil y mantener la misma postura. Es frecuente, que próximo a la zona del tumor se encuentren determinadas estructuras importantes como el riñon contralateral, el hígado, el bazo, el estomago, la medula espinal, entre otros. Para administrar la radiación con una precisión elevada y evitar que los tejidos sanos que rodean al tumor reciban más dosis de la tolerada, se utilizan sistemas de inmovilización muy precisos para que permitan la administración de la radiación con gran exactitud.
Habitualmente, para realizar el cálculo de la dosis que va a recibir tanto el tumor como los tejidos sanos de alrededor del mismo, es necesario realizar una tomografía de localización, cuyas imágenes se introducen en la computadora, donde se determina el volumen de tratamiento.
Antes de la realización de la tomografía se determina el sistema de inmovilización más adecuado para cada paciente según la técnica que se vaya a aplicar.
Una vez realizada la planificación, estos sistemas de fijación permiten su reproducción diaria en la sala de tratamiento.
Mientras dura la sesión de tratamiento el paciente estará solo en el interior de la sala, pero vigilado por el personal especializado a través de un circuito de televisión y un interfono.
Si se administrara toda la dosis de radiación en una única sesión se producirían daños muy serios en los tejidos. Para minimizar estos efectos secundarios, la dosis total de radiación se fracciona, repartiéndose en un número determinado de sesiones y días.
El fraccionamiento estándar consiste en administrar una sesión al día durante cinco días a la semana descansando dos, generalmente sábados y domingos. Para su administración no es necesario estar ingresado, puede acudir al hospital para el tratamiento y una vez finalizado volver a su casa.
Diariamente, cada sesión dura sólo unos minutos (quince aproximadamente). El tiempo real de irradiación dura unos segundos.
Una vez finalizado el tratamiento diario, puede estar en contacto con otras personas, ya que no emite ningún tipo de radiactividad. Sus relaciones sociales, laborales y familiares no tienen por qué verse afectadas mientras dure el tratamiento.
La radioterapia, al mismo tiempo que elimina células enfermas, puede afectar a los tejidos sanos cercanos al área de tratamiento y como consecuencia aparecen efectos secundarios en la zona que ha recibido el tratamiento.
Estos efectos son difíciles de prever con exactitud, ya que dependen de múltiples factores como la zona del organismo donde se realiza el tratamiento, la dosis, el fraccionamiento y la susceptibilidad individual de cada persona. En algunos casos se producen efectos mínimos, mientras que en otros son más serios y es necesario administrar tratamiento médico para su control..